sábado, 5 de mayo de 2012



     
 




ARISTÓTELES
KANT
NIETZSCHE

Obras:

·         Ética a Nicómaco
·         Ética a Eudemo
·         Gran Ética

Ética:
Toda acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero muchas de esas acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para conseguir, a su vez, otro fin, otro bien.

Felicidad: Es la meta o fin (telos) que el ser humano pretende alcanzar es la felicidad. La felicidad es un objetivo complejo al que deben contribuir otros bienes menores sin los que sería imposible alcanzarla. Aristóteles distingue a este último respecto:

a) Bienes externos: riqueza, honores, fama, poder...
b) Bienes del cuerpo: salud, placer, integridad...
c) Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría.

Virtud: Costumbre del buen obrar.
Imposible que exista la felicidad sin la virtud: la felicidad es "la actividad del hombre conforme a la virtud" La virtud se adquiere por el hábito, y no  exclusivamente a través de la educación y el saber, como sostenían Sócrates y Platón. Saber qué es el bien, no implica hacer el bien. Por eso, junto a un buen entendimiento que nos ayude a determinar  fines y medios, es necesaria la voluntad, que es lo que nos mueve o impulsa a obrar. A este saber obrar conforme a la razón, lo llama Aristóteles prudencia: una de las virtudes éticas básicas.

Las virtudes éticas:
Son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.

Las virtudes dianoéticas:
Se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.




Obras:

·         Crítica de la razón pura.
·         Fundamentación de la Metafísica de las costumbres.
·         Metafísica de las costumbres.

Ética:

La ética kantiana es, pues, aquello que es bueno en sí mismo: la buena voluntad. Un sujeto puede tener cualidades tales como inteligencia abundante, habilidades manuales, capacidad calculativa, ingenio o destreza general, pero si éstas cualidades no van acompañadas de una buena voluntad, no tienen por qué ser necesariamente buenas; es más, pueden incluso ser malas (la destreza en un asesino, por ejemplo). Así, Kant introduce la noción de buena voluntad como fundamento básico de su ética, como cosa que es buena por sí misma. Esta buena voluntad es la que debe llevarnos a actuar de una forma tal que la máxima de mi acción (es decir, el principio subjetivo que orienta mi actuación) deba quererla como si fuera una ley universal.

 Kant separó las éticas en:

·         Éticas empíricas
·         Éticas formales


La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se pueden extraer deberes universales, sino solo planteamientos prudenciales condicionados por la experiencia sensible. Debe, por lo mismo, ser a priori, es decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo «Si quieres A, haz B».

Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido cosmopolita», en tres preguntas:
·         ¿Qué debo hacer?
·         ¿Qué puedo saber?
·         ¿Qué me está permitido esperar?,

Que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?.

A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión.

Kant hizo tres formulaciones:

1.-Actúa solo según esa máxima que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal.
2.-Actúa como si la máxima de tu acción, por tu voluntad, haya de convertirse en ley general de la naturaleza.
3.-Actúa de tal forma que utilices la humanidad, tanto en tu persona como en la personal de cualquier otro, siempre como fin y nunca como simple medio.

Obras:

·         Más allá del bien y del mal
·         La genealogía de la moral.
·         Humano, demasiado humano.

Ética
Desarrolla una ética de la autorrealización, del desarrollo de sí mismo. Se trata, por tanto, de una ética material. Entiende la felicidad como creación de sí mismo, como auto creación en el juego de la experiencia sin límites. La ética de Nietzsche tendría dos momentos:

    La crítica a la moral:

Es una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la humanidad entera. La moral es la gran mentira de la vida, de la historia, de la sociedad. En “La genealogía de la moral”, Nietzsche trata de desenmascarar la moral. Para ello, enfoca la moral desde un doble punto de vista.
Etimológico: busca las raíces de las palabras “bueno” y “malo” y encuentra que su significado ha cambiado respecto a lo que significaron en un principio. Bueno significaba “noble”, “dominador”, “de clase o rango superior” , “aristócrata” (areté, bonus, gut) y malo era el débil, el simple, el vulgar, el plebeyo, el sometido o de rango inferior.

    El nihilismo como alternativa:

Parte de esta destrucción de la moral y de su crítica a la religión, que afirma rotundamente la muerte de Dios. Trata de superar el resentimiento que causó la transmutación de los valores. Para ello, propone como alternativa el nihilismo: aceptar la vida y la nada y vivir “Más allá del bien y del mal”. Se rechazarían todos los valores y normas morales y religiosas.

El mandato ético de Nietzsche sería: “Créate a ti mismo”, a partir del caos, del flujo de fuerzas e impulsos que eres.
Para Nietzsche, el hombre es un ser enfermo y la enfermedad que padece se llama moralidad, cuya forma histórica es el nihilismo.
 El remedio, por lo tanto, no puede ser más que un hombre sobrehumano: así, Nietzsche, al nombrar al superhombre, no hace más que enunciar el hiato entre la enfermedad y la cura. Asimismo, se puede caracterizar al superhombre como la figura de la cura o como el más allá de la enfermedad, por lo tanto de la moralidad.
El superhombre sería aquel que ama la vida hasta tal punto, que "no desea otra cosa más que esa suprema y eterna confirmación".




1 comentario:

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