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ARISTÓTELES
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KANT
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NIETZSCHE
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Obras:
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Ética a
Nicómaco
·
Ética a Eudemo
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Gran Ética
Ética:
Toda
acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien
que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien. Pero muchas de
esas acciones emprendidas por el hombre son un "instrumento" para
conseguir, a su vez, otro fin, otro bien.
Felicidad: Es la meta o fin (telos) que el ser humano pretende
alcanzar es la felicidad. La felicidad es un objetivo complejo al que deben
contribuir otros bienes menores sin los que sería imposible alcanzarla.
Aristóteles distingue a este último respecto:
a) Bienes externos:
riqueza, honores, fama, poder...
b) Bienes del cuerpo: salud, placer, integridad... c) Bienes del alma: la contemplación, la sabiduría.
Virtud: Costumbre del buen obrar.
Imposible
que exista la felicidad sin la virtud: la felicidad es "la actividad del
hombre conforme a la virtud" La virtud se adquiere por el hábito, y no exclusivamente a través de la educación y el
saber, como sostenían Sócrates y Platón. Saber qué es el bien, no implica
hacer el bien. Por eso, junto a un buen entendimiento que nos ayude a determinar
fines y medios, es necesaria la voluntad, que es lo que nos mueve o impulsa
a obrar. A este saber obrar conforme a la razón, lo llama Aristóteles prudencia: una de las virtudes éticas
básicas.
Las virtudes éticas:
Son
adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten,
fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y
regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes
son: la fortaleza, la templanza, la justicia.
Las virtudes dianoéticas:
Se
corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del
intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que
deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales
virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.
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Obras:
·
Crítica de la
razón pura.
·
Fundamentación
de la Metafísica de las costumbres.
·
Metafísica de
las costumbres.
Ética:
La
ética kantiana es, pues, aquello que es bueno en sí mismo: la buena voluntad.
Un sujeto puede tener cualidades tales como inteligencia abundante,
habilidades manuales, capacidad calculativa, ingenio o destreza general, pero
si éstas cualidades no van acompañadas de una buena voluntad, no tienen por qué ser necesariamente buenas; es
más, pueden incluso ser malas (la destreza en un asesino, por ejemplo). Así,
Kant introduce la noción de buena voluntad como fundamento básico de su
ética, como cosa que es buena por sí misma. Esta buena voluntad es la que
debe llevarnos a actuar de una forma tal que la máxima de mi acción (es
decir, el principio subjetivo que orienta mi actuación) deba quererla como si
fuera una ley universal.
Kant separó las éticas en:
·
Éticas
empíricas
·
Éticas formales
La
ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de
la experiencia no se pueden extraer deberes universales, sino solo
planteamientos prudenciales condicionados por la experiencia sensible. Debe,
por lo mismo, ser a priori, es
decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene
dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de
esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo «Si quieres
A, haz B».
Kant
sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido
cosmopolita», en tres preguntas:
·
¿Qué debo
hacer?
·
¿Qué puedo
saber?
·
¿Qué me está
permitido esperar?,
Que
pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?.
A
la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el
análisis de la Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y
límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión.
Kant
hizo tres formulaciones:
1.-Actúa
solo según esa máxima que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en
una ley universal.
2.-Actúa
como si la máxima de tu acción, por tu voluntad, haya de convertirse en ley
general de la naturaleza.
3.-Actúa
de tal forma que utilices la humanidad, tanto en tu persona como en la personal
de cualquier otro, siempre como fin y nunca como simple medio.
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Obras:
·
Más allá del
bien y del mal
·
La genealogía
de la moral.
·
Humano,
demasiado humano.
Ética
Desarrolla
una ética de la autorrealización,
del desarrollo de sí mismo. Se trata, por tanto, de una ética material. Entiende la felicidad como creación de sí mismo,
como auto creación en el juego de la experiencia sin límites. La ética de
Nietzsche tendría dos momentos:
La
crítica a la moral:
Es
una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la humanidad entera. La
moral es la gran mentira de la vida, de la historia, de la sociedad. En “La
genealogía de la moral”, Nietzsche trata de desenmascarar la moral. Para
ello, enfoca la moral desde un doble punto de vista.
Etimológico:
busca las raíces de las palabras “bueno” y “malo” y encuentra que su
significado ha cambiado respecto a lo que significaron en un principio. Bueno
significaba “noble”, “dominador”, “de clase o rango superior” , “aristócrata”
(areté, bonus, gut) y malo era el débil, el simple, el vulgar, el plebeyo, el
sometido o de rango inferior.
El nihilismo como alternativa:
Parte
de esta destrucción de la moral y de su crítica a la religión, que afirma
rotundamente la muerte de Dios. Trata de superar el resentimiento que causó
la transmutación de los valores. Para ello, propone como alternativa el
nihilismo: aceptar la vida y la nada y vivir “Más allá del bien y del mal”.
Se rechazarían todos los valores y normas morales y religiosas.
El
mandato ético de Nietzsche sería: “Créate a ti mismo”, a partir del caos, del
flujo de fuerzas e impulsos que eres.
Para
Nietzsche, el hombre es un ser enfermo y la enfermedad que padece se llama
moralidad, cuya forma histórica es el nihilismo.
El remedio, por lo tanto, no puede ser más
que un hombre sobrehumano: así, Nietzsche, al nombrar al superhombre, no hace más que enunciar el hiato entre la
enfermedad y la cura. Asimismo, se puede caracterizar al superhombre como la
figura de la cura o como el más allá de la enfermedad, por lo tanto de la
moralidad.
El superhombre sería aquel que ama la vida hasta tal punto, que
"no desea otra cosa más que esa suprema y eterna confirmación".
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